¡QUÉ IMPORTANTE ES LA FAMILIA!

Quiero mucho a mi hermana Marisa. Ella es médico en Albacete y desde que éramos pequeños hemos estado muy unidos.

Marisa ha sido la persona más influyente en mi vida. Mi única hermana, la mayor. Siempre me enseñó la virtud del servicio al prójimo. El espíritu de superación, el esfuerzo y su devoción por ayudar a los demás.

Estos días he hablado mucho con ella. Mucho más que antes. Y he tenido la oportunidad de hablar con otros médicos, con enfermeras, con celadores, con personal de la limpieza de hospitales… Hoy mismo lo he hecho.

Y en todos ellos he podido percibir que, a pesar de que tienen miedo al contagio, como cualquier ser humano, que a pesar de las dificultades, de la falta de material, se impone en su ánimo un espíritu de rebeldía, de lucha, de no rendirse jamás, que me deja abrumado.

Escucho a diario sus impresiones. Tengo muchos amigos en el sector. Y familia. Mi cuñado, médico también, mis primos… con todos ellos intercambio opiniones.

Me dicen lo que ven a diario. Me cuentan sus temores, me describen la situación y me piden soluciones. Me dicen que traslade a los responsables de gestionar esta crisis que necesitan mucho más.

Y yo lo hago. A diario. A pesar de que no me cuenten todo lo que pasa. Yo insisto. Porque se lo debo a todos esos héroes a los que aplaudimos todos los días a las ocho de la tarde.

Se sienten reconfortados con los aplausos, pero se sentirían mucho mejor si fuéramos capaces de darles más medios.

Por eso, querida Marisa, no descansaré ni un minuto pidiendo y exigiendo lo que os merecéis y lo que necesitáis.

Y quisiera trasmitiros qué importante es la familia en esta situación. Yo tuve la suerte de pertenecer a una en la que estaba Marisa, y en la que estaban mi padre y mi madre… Y hoy tengo la suerte de pertenecer y tener otra. La de mi mujer y mis hijos.

Y por eso me acuerdo mucho de los que no tienen la suerte de tenerla. Los que, lamentablemente, están solos en sus casas mirando por la ventana cómo nos ha cambiado la vida en un momento.

Siempre creí y defendí la familia. Creo que es el motor de nuestra sociedad. Es la estructura básica de nuestra vida. Es donde llegamos y aprendemos lo que es el afecto, el amor, la seguridad, la justicia…

Y es el refugio en tiempos difíciles. Y estos lo son. Por eso, sea el tipo de familia que sea, somos afortunados los que podemos contar con una. Y lo tenemos que  poner en valor. Sobre todo, acordándonos de aquellos que no tienen la suerte de tenerla.

Por eso, gracias Marisa por haber tenido la suerte de pertenecer a una familia en la que estas tú.

Y ánimo para todos. Saldremos de esta. Seguro.