CORAJE, PACIENCIA Y RESPONSABILIDAD

Hoy, la noticia, aunque no nos pilla de sorpresa, es la decisión del Gobierno de llevar el confinamiento por lo menos hasta el 26 de abril. Y quién sabe hasta cuándo.

Leo esto y no dejo de pensar en lo que supone la decisión para todos los españoles.

La paciencia se agota. El ánimo decae. El futuro, la libertad de moverse allá por donde uno quiera, parece cada día más lejano.

Yo, por mi parte, os prometo que voy a seguir trabajando para intentar que no falte material sanitario. Seguiré reclamando medidas para los parados; para los autónomos, para los empresarios, porque sin ellos no habrá futuro.

Y eso hay que hacerlo ya mismo. No se puede dejar todo a expensas de que otros lo solucionen. No podemos detenernos en el problema de hoy. Habrá que buscar soluciones al problema de mañana y de pasado mañana.

Hoy toca mandaros un mensaje de esperanza. Va ser difícil. Mucho más de lo que nos quisieron hacer creer. Pero os pido que sigáis dando ejemplo de coraje, paciencia y, sobre todo de responsabilidad. Aunque a los que les tocaba haberlo hecho al principio no lo hicieran.

Como escribe hoy un periodista, tiempo habrá de juzgar aciertos y desaciertos, pero hagamos una lista para que no se olviden.

No creáis que la lista la hago para pasar factura a los que hoy gobiernan. La hago para aprender. Aprender de los errores. No olvidar las malas decisiones que se han tomado, para no volverlas a tomar.

Se debería haber hecho caso a nuestro acervo cultural, como el refrán que nos decía aquello de “cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar”.

Cinco siglos de sabiduría encerrados en una frase que podíamos haber aplicado cuando vimos a China y a nuestros vecinos italianos.

Ahora que el encierro prosigue os recomiendo que leáis a vuestros hijos, los que los tengáis más pequeños, una fábula de Esopo, aquel griego que, hace 2.600 años, guardaba en un pequeño cuento, con animales como protagonistas, la sabiduría de los clásicos.

Contadle la fábula de la cigarra y la hormiga, e intentadles explicar qué mensaje encierra.

Viene muy a cuento, y seguro que a vosotros también os hará reflexionar y concluir que las cosas habría que haberlas hecho de otra manera.

Mientras tanto, sigamos luchando. Con paciencia y con responsabilidad. Cada uno en su trinchera. Unos, como los sanitarios, policías, guardia civiles, cuidadores de residencias, en primera fila. Otros, en segunda.

Y el resto, la gran mayoría, en la retaguardia. Encerrados en sus casas, rezando y deseando que esto pase cuanto antes y que no se lleve más vidas por delante.

Luchemos pues en todos los frentes. Yo os prometo que sigo luchando.